
En nuestro programa ENCUENTRO CONSCIENTE hablamos sobre la gratificación aplazada, la cual es la capacidad del ser humano de resistirse a las tentaciones inmediatas de su entorno basadas en pequeñas recompensas a cambio de una gratificación aún mayor.
Esto pone de manifiesto la capacidad que tiene una persona de autocontrolarse o de esperar pacientemente su impulso de obtener lo que desea, aspecto fundamental en la Inteligencia Emocional según el psicólogo Daniel Goleman, conocido mundialmente por su libro Inteligencia Emocional.
Son muchos los estudios que asocian la gratificación aplazada con resultados positivos, como el éxito personal en áreas como la profesión, las finanzas, la salud tanto física como mental, y las habilidades sociales.
Por otro lado, las personas que no tienen la capacidad psicológica de controlar sus impulsos y necesitan gratificación instantánea difícilmente pueden autocontrolarse emocionalmente, haciéndo evidente la necesidad de desarrollar el poder de la voluntad y el autocontrol.
Las habilidades de una persona que tiene la capacidad de retardar la gratificación son:
– Control emocional.
– Paciencia.
– Fuerza de voluntad.
– Control de impulsos.
– Adaptación a las demandas de su entorno.
Una investigación llamada “El Experimento del Marshmallow” realizada en la Universidad de Stanford en 1972 dio a conocer la teoría de la gratificación aplazada de una forma muy especial, la cual fue realizada por el psicólogo Walter Mischel a niños de edad preescolar. Esta investigación tenía como objetivo identificar las estrategias cognitivas y los mecanismos mentales específicos del ser humano en la toma de decisiones, y consistía en llevar a un niño a la vez a una Cámara de Gesell, la cual es una habitación que tiene un vidrio especial por el cual los psicólogos investigadores pueden observar el comportamiento de los niños sin que ellos se den cuenta.
En esta habitación había una mesa con un plato y un Marshmallow, y se le decía al niño que la persona que estaba con él (investigador) lo iba a dejar solo, y si era capaz de resistir durante 15 minutos la tentación de comerse el Marshmallow, el investigador le iba a dar dos en lugar de uno.
La investigación demostró que los niños menores de 5 años tienen una evidente falta de capacidad de gratificación retrasada, por lo que la mayoría buscan la satisfacción inmediata como su primera opción, mostrando que la edad juega un papel muy importante; pues los niños mayores de 5 años podían demorar su gratificación por más tiempo al tener una tendencia mayor a esperar pacientemente el tiempo necesario para ganarse el segundo Marshmallow, aparentemente cuando se ponía en funcionamiento la «función ejecutiva» predominante de sus cerebros más maduros, es decir, la capacidad de inhibición de la respuesta, la flexibilidad cognitiva y la capacidad de procesamiento de la información.
Así mismo hubo una pequeña diferencia entre hombre y mujeres, pues ellas pueden demorar un poco más fácil las recompensas, es decir, las niñas manejan mejor la tentación que los niños, lo cual permite una mayor objetividad y responsabilidad en la toma de decisiones en la adultez.
RESULTADOS A MEDIANO Y LARGO PLAZO
Los resultados demostraron que aproximadamente una tercera parte de los niños fueron capaces de esperar, ganándose de esta manera el segundo Marshmallow.
Después de 14 años, los niños que no tuvieron la capacidad de esperar tuvieron una tendencia mayor a una baja autoestima y un mayor nivel de frustración; mientras que aquellos que esperaron los 15 minutos tenían mayores habilidades sociales, un mayor éxito académico y un mayor control de sus emociones, se mostraban menos agresivos y una menor ansiedad ante el rechazo social.
Años después, estos mismos niños ahora en su etapa adulta y profesional, mostraron mayores niveles de éxito y menos predisposición a la obesidad que los niños que en aquel momento no tuvieron la capacidad de esperar los 15 minutos.
En el caso de los niños que no pudieron esperar y eligieron la recompensa rápida, el Investigador Walter Mischel planteó que los resultados sugerían que “la incapacidad de retrasar la gratificación puede tener efectos negativos potenciales bastante importantes sobre todo en los resultados en la edad adulta”.
¿Se puede entrenar la «capacidad de demora»?
Mischel cree que sí, siempre y cuando entendamos cómo funciona nuestra mente.
Él y sus colegas plantean la existencia de un «Hot System” y un «Cool System” (Un Sistema Caliente y un Sistema Frío en el cerebro). El Sistema Caliente es emocional, irracional, instintivo, la persona reacciona rápidamente al ser más emocional, centrado en la amígdala y se incrementa con el estrés.
Por el otro lado está el Sistema Frío, el cual está basado en la reflexión, es más cognitivo que emocional, es reflexivo, la persona reacciona más lentamente al ser más reflexiva, y en este caso su centro en el cerebro son los lóbulos frontales y el hipocampo.
En el Sistema Caliente, el estímulo y las emociones nos controlan; en el Sistema Frío, nosotros controlamos el estímulo y las emociones.
Resolución
Hay varios factores que pueden afectar la capacidad de una persona para retardar la gratificación, algunas de ellas son las estrategias cognitivas, tales como el uso de los pensamientos que distraen, pensamientos «fríos» que aumentan la capacidad de aplazamiento. Esta capacidad de “enfriar” nuestros deseos se puede lograr representándolos de una forma diferente y abstracta. Por ejemplo, en el caso del Marshmallow, en lugar de pensar en él como algo delicioso, podríamos imaginarlo como una bola de algodón que no es para comer.
Una niña de seis años del estudio bastante creativa logró retrasar la tentación al fingir que estaba mirando un cuadro de un Marshmallow, poniéndole un marco a su alrededor. Se dijo a sí misma: «No se puede comer una foto», explicó a los investigadores.
Fuentes:
https://www.psicoactiva.com/blog/test-malvavisco-walter-mischel-autocontrol/
https://es.wikipedia.org/wiki/Gratificaci%C3%B3n_aplazada